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sábado, 24 de março de 2012

REFLEJOS





REFLEJOS



Pequeñas gotas golpean mi ventana.
Pequeñas gotas intentan atravesar mis ojos.
El tiempo de cambiar está llegando,
mil almas vagando.
He aquí, desnudo en las sombras.
Nadie quiere tomar ese camino que te deja
bajo un infernal frío.
Entonces te paras frente a todos nosotros y
nos dices que todo acabó.
Este es el final.
Aquel hielo que nos alimenta a todos, parece un
sueño y nada de lo que puedo ver es real.
Nunca nadie apostó por un camino tan desalmado, tan lleno
de nada.
Tantos pensamientos hacen que el cuerpo se someta
a un sutil y aterciopelado letargo en el que puedes llorar
sin tener ánimos de derramar una sola lágrima.
Nadie me habló de este extraño lugar.
Vi a la luz del sol asomarse por mis pupilas.
Una húmeda y soleada mañana comienza.
Sufrirás dentro de mí y tus pecados con gusto tomaré.
Soy aquella imagen a quien no perdonaron.
Todo lo que fui.
Todo lo que sentí.
Nunca seré.
Nunca me libraré, pues soy
sólo un frío reflejo de lo que es y de lo
que tú me has hecho absorber.
Así es como de verdad te ves.
No vivo.
No muerto.
La oscuridad inundó la habitación del sanatorio
y el espejo durmió todo un mes.
Soy yo, otra vez.

Pablo Montt, invierno 2010

sexta-feira, 24 de fevereiro de 2012

Espejo




Espejo


La belleza es transitoria - pasa con el viento
Procuro encontrarte mas adentro
Las flores solo duran pocos días perfumadas
El tiempo las deja traicionadas
Te veo sin tenerte
Te escucho sin oír tu voz
Te siento con mi corazón
Eres un espejo
En ti me veo hermosa
Me aceptas tal y como soy
Las rocas no brillan pero duran para siempre
Cambian con el tiempo pero no desaparecen
Cuando estamos juntos no existe el superficie
La entrega es algo mas humilde
Te veo sin tenerte
Te escucho sin oír tu voz
Te siento con mi corazón
Eres un espejo
En ti me veo hermosa
Me aceptas tal y como soy
Sentada en silencio aprecio la magia
Que un idioma no puede expresar
La marea sube y los ríos fluyen
Ni esto ni mi amor va a cambiar
Te veo sin tenerte
Te escucho sin oír tu voz
Te siento con mi corazón
Eres un espejo
En ti me veo hermosa
Me aceptas tal y como soy


domingo, 23 de outubro de 2011

Un Poema es una Ciudad





Un Poema es una Ciudad


un poema es una ciudad llena de calles y cloacas,
llena de santos, héroes, pordioseros, locos,
llena de banalidad y embriaguez,
llena de lluvia y truenos y períodos
de ahogo, un poema es una ciudad en guerra,
un poema es una ciudad preguntando por qué a un reloj,
un poema es una ciudad ardiendo,
un poema es una ciudad bajo las armas
sus barberías llenas de borrachos cínicos,
un poema es una ciudad donde Dios cabalga desnudo
por las calles como Lady Godiva,
donde los perros ladran en la noche y persiguen
la bandera; un poema es una ciudad de poetas,
muchos de ellos muy similares
y envidiosos y amargados...
un poema es esta ciudad ahora,
a 50 millas de ninguna parte
a las 9:09 de la mañana,
el sabor a licor y cigarrillos,
sin policía, sin amantes, caminando en las calles,
este poema, esta ciudad, cerrando sus puertas,
fortificada, casi vacía,
enlutada sin lágrimas, envejecida sin pena,
las montañas rocosas,
el océano como una llama de lavanda,
una luna carente de grandeza,
una leve música de ventanas rotas...
un poema es una ciudad, un poema es una nación,
un poema es el mundo...
y ahora pongo esto bajo el cristal
para el loco escrutinio del editor
y la noche está en cualquier lado
y lánguidas damas grises se alinean
el perro sigue al perro al estuario
las trompetas anuncian los patíbulos
mientras los hombrecillos deliran sobre cosas
que no pueden hacer.

Charles Bukowski

[De "The days run away like wild horses over the hills", Black Sparrow Press, 1969]

sexta-feira, 21 de outubro de 2011

EL BARCO





EL BARCO

Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo
¿por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?
Queremos mirar las nubes,
queremos tomar el sol y oler la sal,
francamente no se trata de molestar a nadie,
es tan sencillo, somos pasajeros.

Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:
pasa el mar, se despide la rosa,
pasa la tierra por la sombra y por la luz,
y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.

¿Entonces, qué les pasa?
¿Por qué andan tan furiosos?
¿A quién andan buscando con revólver?

Nosotros no sabíamos
que todo lo tenían ocupado,
las copas, los asientos,
las camas, los espejos,
el mar, el vino, el cielo.

Ahora resulta
que no tenemos mesa.
No puede ser, pensamos.
No pueden convencernos.
Estaba oscuro cuando llegamos al barco.
Estábamos desnudos.
Todos llegábamos del mismo sitio.
Todos veníamos de mujer y hombre.
Todos tuvimos hambre y pronto dientes.
A todos nos crecieron las manos y los ojos
para trabajar y desear lo que existe.

Y ahora nos salen con que no podemos,
que no hay sitio en el barco,
no quieren saludarnos,
no quieren jugar con nosotros.

¿Por qué tantas ventajas para ustedes?
¿Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?

Aquí  no están contentos,
así no andan las cosas.

No me gusta en el viaje
hallar, en los rincones, la tristeza,
los ojos sin amor o la boca con hambre.

No hay ropa para este creciente otoño
y menos, menos, menos para el próximo invierno.
Y sin zapatos ¿cómo vamos a dar la vuelta
al mundo, a tanta piedra en los caminos?

Sin mesa ¿dónde vamos a comer,
dónde nos sentaremos si no tenemos silla?
Si es una broma triste, decídanse señores,
a terminarla pronto,
a hablar en serio ahora.

Después el mar es duro.

Y llueve sangre.

Pablo Neruda
























terça-feira, 18 de outubro de 2011

Cada ciudad puede ser otra



 


Cada ciudad puede ser otra

Los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Jaime Sabines

Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren

el amor pasa por los parques
casi sin verlos amándolos
entre la fiesta de los pájaros
y la homilía de los pinos

cada ciudad puede ser otra
cuando el amor pinta los muros
y de los rostros que atardecen
unos es el rostro del amor

y el amor viene y va y regresa
y la ciudad es el testigo
de sus abrazos y crepúsculos
de sus bonanzas y aguaceros

y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amo

Mario Benedetti